Sólo que

Iba caminando solo.
A lo lejos ve a alguien que agita su mano. Apura el paso para saludarlo, para conversar un rato. Alcanza a verle la cara, se le ríe, y pronto está cada vez más lejos.
Y desparece y así lo deja, con la risa rebotando en la niebla.

El héroe de los sueños ( Nueve )

Así comienza el capítulo nueve, el sueño te llueve

NUeVE


Perro perro
Mamá trajo un perro de una casa que limpiaba y que según ella, lo iban a poner a dormir. Marca perro, de ninguna raza. Era lindo de tan feo que era. Al principio no tenía nombre. Como no se me ocurría nada le dije al viejo que le ponga nombre.
El Viejo no sabía cómo ponerle así que le dijo a la Vieja que le ponga pero tampoco sabía que nombre elegir porque tenía tantas cosas en la cabeza que no andaba para pensar en esas cosas.
El viejo le puso Colita al perro, Colita, menos original no podía ser.
Entonces yo le digo Luca. Igual no importa porque el perro te mira con una cara de tontera más grande que la mía y nunca te lleva el apunte.





La placita de nochecita

Un sueño de luz, como un amanecer
no pasará al olvido.


LUIS ALBERTO SPINETTA
“Mi sueño de hoy”


En el barrio hay una plaza donde la gente a veces va a caminar y algunos a correr. En
la primavera del año pasado pusieron más lucen y más gente empezó a ir, entre ellas
  mi mamá, medio a la nochecita.


Entonces yo que hago gimnasio porque nosotros comemos mucho de golpe andaba acompañándola a la vieja porque a pesar de las lucen no quiere ir sola y papá se quedó cuidando el asado. Y no sé que pasó, que al rato era el Luca el que me acompañaba a mi. Porque Allá el perro se llama Colita pero le decimos Luca y Acá se llama Luca porque el que sueña soy yo y el viejo no tiene voz. Me paré al lado de una planta a hacer algunos ejercicios de estiramiento como cuando voy con El Viejo mientras miramos a las chicas. El perro también las mira.
Ahí estaba el pibe, el gordito, con un tatuaje en la pierna y un montón de picaduras de mosquitos.
¬Sos muy chico para ese tatuaje, le dije.
¬El tatuaje se lleva en el corazón, me dijo.
¬No te dijo el gordo de las zapatillas.
¬Que gordo, le dije yo.
¬Ah si, el de los hongos, el que me dijo algo del influjo.
¬Sí, ése.
El pibe se estiraba hasta medir como dos metros y luego volvía a medir metro treinta. Las picaduras de mosquitos eran siempre las mismas.
¬Tengo poco tiempo, no es influjo, es inducción del flujo hidro-áulico, ya resolviste el problema de los deutóxicos.
¬El que, le dijo, no no no, me olvidé, iba a buscar en internet pero me olvidé, desde el año pasado...
¬Ni se te ocurra, me interrumpe.
¬Que ni se me ocurra qué.
¬Buscar el internet... entrás, e inmediantemente tenés a los lobos en tu casa. Que te pensás que el Sátrapa no sabe, están, o estaban mejor dicho, un paso adelante en esto. El Sátrapa también fue un soñador. Los conejos monitorean todo, están entrenados en Estados Unidos.
¬Estados Unidos a qué altura, yo me re conozco el centro, por dónde es.
¬No te hagas el mogui que te van a caer los lobos.


¬Qué lobos. El Sátrapa era Mentiuno?

.. La continuación en la versión impresa, próxima a soñarse.



Salto a la facultad

Este es otro fragmento del capítulo 5 de El héroe de los sueños


Salto a la facultad


Departamento de Física.de
Facultad de Ciencias Exactas
UNLP
No podía seguir así, sin conocimientos, no podía seguir al gordito científico, así que fui y me anoté en la facultad y de paso podría ir reclutando gente.
Me acuerdo cuando fui a inscribirme. Llevaba una polera para que me tapara este cuello gordo que me estereotipa. Fui a una ventanita donde había uno con esos gorros que usan los de la Universidad.
Que quiero empezar la facultad, le dije.
El tipo estaba anotando unas cosas en una libreta. Me miró y se acomodó el gorro que se le quedaba un poco grande y se le caí al inclinarse hacia adelante.
Algo no muy difícil pero interesante, le aclaré.
Nene, me dice el cocinero, dos cositas.
Primero, este es el buffet, la ventanilla de alumnos atiende a la mañana.
Ah.
Dos, tenés que tener terminado el secundario.
Me hacía seña con los deditos mientras se acomodaba el gorro con la otra mano.
Ah, pero mi sueño es entrar en la facultad, le dije.
Bueno, entonces tomá, pensé que eran de esos locos que andan por acá.
Ahí me dió el formulario y mientras lo llenaba le pedí un pebete de salame y queso.
Arreglé mis horarios, a la mañana iba al normal para terminar el secundario y a la tarde y a la noche a la facultad. Me había hecho amigo de Bustavo, parecía piola, siempre se quejaba de todo y pensé que algún día se iba a sumar. De que otra cosa podría estar conformada la rebelación, quién la iba a llevar adelante si no por una banda de inconformistas.
Facultad de Ingeniería UNLP
Pero no, en el fondo era un cagón que nunca se jugaba por nada, finalmente, es por culpa de éstos tipos que tenemos los gobernantes que tenemos. Ya nos habíamos peleado, siempre tenía algo en mi contra. Y no me callé, era mejor tenerlo lejos, porque por ahí en el fondo era todo un alcahuete. Pero siempre nos encontrábamos si era porque él necesitaba algo. Llegamos al bar, a ese buffet tan paquete que teníamos. Él no sabia nada como siempre. El lugar era fantástico, pues todas las paredes eran puertas ventanas y todo el mundo circulaba atravesando en gran salón lleno de mesas. Veníamos con las bicis, él iba a dejarlas ahí. Entonces tuve que explicarle: acá te cobran. Pero siendo estudiante en este techito de acá las podés dejar gratis. Fuimos y las dejamos y fuimos caminando hacia el departamento de demoliciones entre las calles más arboladas que no se qué. Mucho palo borracho y mucho tilo.
No hubo opción al subirmos al camión atmosférico y sentarnos juntos. La Universidad tiene una red de camiones atmosféricos que van y vienen entre las distintas facultades y departamentos.

Una pena el Bustavo, parecía piola pero en el fondo en un forro reaccionario. Casi le pregunto al que manejaba lo de la inducción del flujo hidro-áulico. Pero no, a ver si era un falso como éste otro que te critica cuando vas al zoo y después va y se saca una foto en una pileta nadando con los delfines Delphinus Delphis.