Selecciones 4

La tercera entrega.
Ya expliqué en esta entrada de qué se trata.






Selecciones v4.0
Largando la compu y abriendo un libro

Julio Cortázar


Otra historia

Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

Julio Cortázar









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TanTas veces lloro estos poemas
cuyos versos trepan perezosos,
muerden el todo,
para olvidarse en nada.
Juan Ja Cinto

(no volverá a suceder, fue a pedido del público)

b

Me enderecé, me recosté contra el vértice de aquel triángulo y traté de descansar; lo hice hasta que el recuerdo de Beatriz me aferró la garganta con mano de angustia y sentí la necesidad de hacer algo por regresar junto a ella. El plano del triángulo era de una solidez aparente que cedía al menor deseo; lo atravesé con cautela, pasando por debajo de la hipotenusa, y aferrándome del cateto vertical me asomé y vi que a pocos metros por debajo del plano inclinado pasaba un plano horizontal muy vasto, al parecer sólido y seguro. No se veían sus límites.
MarioLevrero
Las manos encallecidas, pétreas, me permitieron sostenerme sin dolor del borde del plano inclinado. Solté la mano izquierda de este borde y me aferré del cateto vertical del triángulo. Dudé mucho antes de soltar la mano derecha y pasarla también al cateto. El descenso fue rápido y sencillo, pero también doloroso; algunos cortes atravesaban la gruesa capa de mi piel y me hacían sangrar. Finalmente llegué al vasto plano horizontal, un verdadero desierto. Por fortuna, se curvaba en el horizonte, lo que me daba esperanzas. Eché a andar, pensando que si llegaba a un último cansancio sin haber hallado nada, tendría el recurso de intentar atravesar la materia de este plano que ahora me sostenía, y dejarme caer hacia lo desconocido.

Novela Geométrica, Mario Levrero


Cacería V.2.0


El bosque era enorme. Unos pinos altísimos y grises De lejos vi a la niña que perseguía a un lobo aterrado. Lo juro.
Alejandro Rossi, manual del distraído


Narices neocriollas

Será una hermosa nariz. Su ventana derecha responderá al signo de Marte y su izquierda al signo de Venus: quiere decir que el Neocriollo respirará el furor destructivo por un lado y el furor amante o constructivo por el otro. Imagínese una nariz enorme, de ventanas abiertas y palpitantes, libre de pelos y de mocos.
Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal


Soñado
El término de sus cavilaciones fue brusco, pero lo prometieron algunos signos. Primero (al cabo de una larga sequía) una remota nube en un cerro, liviana como un pájaro; luego, hacia el Sur, el cielo que tenía el color rosado de la encía de los leopardos; luego las humaredas que herrumbraron el metal de las noches; después la fuga pánica de las bestias. Porque se repitió lo acontecido hace muchos siglos. Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego. En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Estos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.
Jorge Luis Borges

La verdadera historia

A las doce el hechizo desapareció. El carruaje se transformó en calabaza, el vestido en harapos, y los zapatitos de cristal volvieron a ser zuecos de madera. Cuando el príncipe vio el zueco perdido en la escalera, no le dio mayor importancia. La elegida tenía zapatitos de cristal, y nunca la volvió a ver.

Colaboración de Maia (la calabaza)


Nacido de hombre y mujer

X - Hoy cuando apareció la luz mamá me llamó monstruo. Eres un monstruo me dijo. Vi en los ojos de mamá que estaba enojada. ¿Qué quiere decir monstruo? Hoy cayó agua de arriba. Cayó por todas partes. Yo la vi. Vi la tierra por la ventanita. La tierra se chupó el agua como una boca que tiene sed. Bebió demasiado y se enfermó y se puso oscura. No me gustó.
Mamá es bonita, yo sé. Donde yo duermo con todas las paredes frías alrededor tengo un papel detrás de la estufa. Ahí dice "Estrellas de cine". En las figuras veo caras como las de mamá y papá. Papá dice que son bonitas. Una vez lo dijo. Y también mamá dijo. Mamá tan bonita y yo bastante bien. Mírate dijo papá y no tenía una cara buena. Le toqué el brazo y dije está bien papá. Papá se sacudió y se fue donde yo no podía alcanzarlo.
Hoy mamá me sacó la cadena un rato así que pude mirar por la ventanita. Vi el agua que caía de arriba.

XX - Hoy está amarillo arriba. Sé que lo miro y los ojos duelen. Después de mirar el sótano es rojo. Me parece que eso es la iglesia. Se van de arriba. La máquina grande los traga y camina y ya no está. En la parte de atrás está la mamita. Es mucho más chica que yo. Yo soy grande. Es un secreto pero saqué la cadena de la pared. Puedo ver por la ventanita todo lo que quiero. Hoy cuando estuvo oscuro me comí la comida y unos bichos. Oí risas arriba. Me gusta saber por qué hay risas. Saqué la cadena de la pared y me la envolví en el cuerpo. Fui despacio a las escaleras. Gritan cuando yo las piso. Las piernas me resbalan porque por las escaleras no camino. Los pies se me pegan a la madera.
Subí y abrí una puerta. Era un lugar blanco. Blanco como la luz blanca que viene de arriba a veces. Entré y me quedé quieto. Oí otra vez risas. Caminé hasta el sonido y abrí un poco una puerta y miré la gente. Era mucha gente. Pensé reír con ellos.
Mamá vino y empujó la puerta. Me golpeó y dolió. Caí para atrás en el piso liso y la cadena hizo ruido. Lloré. Mamá silbó dentro de ella y se puso la mano en la boca. Tenía los ojos grandes.
Me miró. Oí que papá llamaba. Qué cayó dijo. Mamá dijo la tabla de planchar. Ven a ayudarme dijo. Papá vino y dijo bueno es tan pesada qué necesitas. Me vio y se puso grande. Los ojos de papá se enojaron. Me golpeó. El líquido me salió de un brazo. El piso quedó verde y feo. Papá me dijo que fuera al sótano. Tuve que ir. La luz me dolía ahora en los ojos. No era como en el sótano abajo.
Papá me ató los brazos y las piernas. Me puso en la cama. Arriba oí risas mientras yo estaba quieto y miraba una araña negra que bajaba a donde estaba yo. Pensé lo que dijo papá. Ohdios dijo. Y no tiene más que ocho.

XXX - Hoy papá puso otra vez la cadena en la pared antes de aparecer la luz. Tengo que sacarla otra vez. Papá dijo que yo era malo si iba arriba. Me dijo que no lo haga otra vez o me pegará fuerte. Eso duele. Me duele. Dormí de día y puse la cabeza en la pared. Pensé en el lugar blanco de arriba.

XXXX - Saqué la cadena de la pared. Mamá estaba arriba. Escuché risitas muy altas. Miré por la ventanita. Vi toda gente chiquita como mamita y también papitos. Son hermosos.
Estaban haciendo bonitos ruidos y saltaban por la tierra. Movían mucho las piernas. Son como mamá y papá. Mamá dice que toda la gente normal es así. Uno de los papás pequeños me vio. Señaló la ventana. Yo me fui resbalando por la pared hasta abajo en lo oscuro. Me apreté para que no me vieran. Oí las voces junto a la ventana y pies que corrían. Arriba unapuerta hizo ruido. Oí a la mamita que llamaba arriba. Oí pies pesados y corrí al lugar de la cama. Puse la cadena en la pared y me acosté mirando para abajo. Oí a mamá que venía. Estuviste en la ventana me dijo. Escuché que estaba enojada. No te acerques a la ventana me dijo. Sacaste otra vez la cadena. Mamá tomó el palo y me golpeó. No lloré. No puedo hacer eso. Pero mi líquido corrió por toda la cama. Mamá lo vio y se fue para atrás haciendo un ruido. Oh diosmíodiosmío dijo por qué me hiciste esto. Oí que el palo caía en el piso. Mamá corrió y subió. Dormí de día.
Richard Matheson

XXXXX - Hoy había agua otra vez. Cuando mamá estaba arriba oí a la mamita que bajaba los escalones. Me escondí en la carbonera porque mamá se enoja si la mamita me ve.
Mamita tenía una cosa pequeña viva. Caminaba en los brazos de ella y tenía
las orejas en punta. La mamita le hablaba. Todo estaba bien pero la cosa viva me olió. Corrió a la carbonera y me miró con el pelo todo duro. Hacía un ruido enojado en la garganta. Yo silbé pero la cosa saltó sobre mí.
Yo no quería lastimarla. Tuve miedo porque me mordió más fuerte que la rata. Yo la agarré y la mamita gritó. Apreté fuerte la cosa viva. Hacía ruidos que yo nunca había oído. La apreté más. Estaba toda aplastada y roja sobre el carbón negro.
Me escondí ahí cuando mamá llamó. Yo tenía miedo del palo. Mamá se fue. Subí por el carbón con la cosa. La escondí debajo de la almohada y me acosté encima. Puse la cadena en la pared otra vez.

X - Hoy es otro día. Papá puso la cadena apretada. Me duele porque me golpeó. Esta vez le saqué el palo de la mano y después hice ruido. Papá se fue y tenía la cara blanca. Salió corriendo de mi lugar y cerró la puerta con llave.
No estoy tan contento. Todo el día hace frío aquí. La cadena tarda mucho en salir de la pared. Y estoy muy enojado con mamá y papá. Les mostraré. Haré lo mismo que otro día.
Primero gritaré y me reiré fuerte. Correré por las paredes. Después me colgaré cabeza para abajo de todas mis piernas y me reiré y echaré verde por todas partes hasta que ellos estén tristes porque no fueron buenos conmigo. Y si quieren golpearme otra vez los lastimaré. Sí los lastimaré.


Richard Matheson, colaboración del Comandante Humita

Hasta la vista

Selecciones 2 
Selecciones 3

Microrrelato de Dino Buzzati

Una muchacha que cae


Con despecho comprendió que una treintena de metros más abajo otra muchacha caía. Era sin dudas más bella que ella y llevaba un vestido de media tarde con mucha clase. Quién sabe por qué, la otra descendía a una velocidad muy superior a la suya, hasta el punto que en pocos instantes la distanció y desapareció allá abajo, a pesar de los llamados de Marta. Sin duda iba a llegar a la fiesta antes que ella; tal vez era un plan calculado de antemano para suplantarla.

Dino

Luego Marta se dio cuenta de que ellas dos no eran las únicas que caían. A todo el largo de los flancos del rascacielos, otras mujeres jóvenes se deslizaban en el vacío, las caras tensas por la excitación del vuelo, agitando festivamente las manos como para decir: aquí estamos, aquí venimos, es nuestra hora, festéjennos, ¿no es verdad que el mundo es nuestro?



Dino Buzzati Traverso.
Italiano nacido en Belluno.
En 1906.
Fallecido en  Milán en el 1972.
Novelista cuentista y periodista.