Sam Shepard I


Sam Shepard

Sam Shepard, escritor y actor estadounidense nacido en 1943 en Illinois.
Crónicas de motel una no-novela que me dejó shockeado, casi sin hablar, sólo con ganas de escribir.
Aquí un relato de "Hawk Moon" traducido como "Luna Halcón", aunque para mí debería haberse traducido como "Luna pregonera" o buchona como decimos en el barrio.

Sueño marino


La cama era para él un océano, incluso cuando estaba despierto. Las mantas se ondulaban como las olas. Las sábanas espumeaban como las rompientes. Las gaviotas caían en picado y pescaban a lo largo de su espalda. Hacía bastantes días que no se levantaba y todo el mundo estaba preocupado. No quería hablar ni comer. Sólo dormir y despertarse y volver a dormirse. Cuando fue a verlo el médico, se le meó encima. Cuando fue a verlo el psiquiatra, le lanzó un escupitajo. Cuando fue a verlo un cura, le vomitó. Finalmente lo dejaron en paz y se limitaron a pasarle zanahorias y lechuga por debajo de la puerta. Era lo único que quería comer. Los demás habitantes de la casa bromeaban diciendo que tenían un conejito, y él les oyó. Cada vez se le aguzaba más el oído. De modo que dejó de comer. Empujó la cama hasta ponerla contra la puerta, para que nadie pudiera entrar, y luego se durmió. Por la noche los demás habitantes de la casa oían el silbido de los huracanes al otro lado de la puerta. Y truenos y relámpagos y sirenas de barcos en una noche de niebla. Aporrearon la puerta. Intentaron derribarla, sin conseguirlo. Aplicaron la oreja a la puerta y oyeron gorgoteos subacuáticos.
En la cara exterior de las paredes de esa habitación empezaron a crecer algas y percebes. Comenzaron a asustarse. Decidieron encerrarlo en un manicomio. Pero cuando salieron por el coche descubrieron que toda la casa estaba rodeada por un océano que se extendía hasta donde alcanzaba su vista. Océano y nada más que océano. La casa se balanceaba y cabeceaba toda la noche. Ellos se quedaron apretujados en el sótano. Desde la habitación cerrada les llegó un prolongado gemido y la casa entera se sumergió en el mar.

Sin cerebros


No he visto más al filósofo, estudiante o docente que me decía: En la universidad no se piensa.
Tema de un post anterior : leer aquí Maltrato en la UNLP.
El otro que decía que no iba a ir más ahora está yendo a nadar.
La estupidez de la Universidad sigue existiendo

Doblé la esquina. aunque ya estaba doblada, pero así se dice.  Al esquina de Ingeniería. Antes de doblar venía mirando el
Guardia edilicia. UNLP. El papel no deja ver el buraco.
enrejado. Las facultades están enrejadas y descubrir por cual de ellas se puede pasar es más complicado que egresar de una de ellas. Ingeniería. Antes podíamos disfrutar de esos espacios y cortar camino por  las calles internas hacia el bosque o hacia la pileta o al espacio deportivo del nacional. Mientras caminaba por 47 veo dos cosas. Que la puerta de 115 era la que estaba abierta, un auto estaba saliendo, también veo, más adelante de mi, a una mujer que se había detenido y miraba. Luego me di cuenta que tenía miedo. Junto con el auto había unos pibes, de 10 a 14. Eran tres, no veía que hacían, la mujer si, cuando ya la alcanzo me doy cuenta que estaban destrozando la garita de acceso, por eso la mujer tenía miedo, también pasa otro auto. Los pibes lanzan un ladrillazo, que pasa por encima del auto y rompe el vidrio de la garita. Al del auto no le importó  nada; más adelante, casi por lo que sería calle 116 había otro auto, dos o tres personas, dos tenía uniformes con esas bandas brillantes de seguridad. Indiferencia.
Cuando matan a algún rubiecito seguro que son los primeros en salir a indignarse. Yo encaro, ya llegando a donde estaban rompiendo la garita, uno de ellos tenía un palo de escoba, parecía que tenía cenizas, negro de carbón. Este del palo quería romper definitivamente el vidrio que ya tenía una agujero así. No sé si él o alguno de sus compinches era el que gritaba JUSTICIA!! JUSTICA!!

Los vándalos, una bande medio pedorra que no entiendo, le robó el nombre a otra melódica de los 70, también pedorra. Hoy afortunadamente olvidada.


Los vandalos,"Cerebro"

Simultánemente que me ve, se escucha un grito. Era la guardia edilicia, La guardia estaba en otra garita, como a más de 100 metros.  Los pibes rajan para calle uno. Voy caminando hacia donde los Guardianes galácticos. Todavía estaban lejos, les hago seña con la mano, Hacia calle 1, porque ya se habían rajado para esa calle, no sé si me entendían, que les decían que no vengan para la garita, que vayan cortando camino para calle 1. Allí hay tres puertas, que ahora estaban cerradas. Cuando me acerco les grito eso, que vayan cortando camino para calle uno. No tenemos llave me dice uno. Eran como seis. Si, seis tipos amontonados en  una garita interior y ninguna vigilando la entrada. Supongo que en seguridad, la clave es vigilar las entradas. no los baños. Hay otra entrada en 50 , para acceder a la pileta. Alli tampoco no hay nadie. Les digo, son la guardia edilicia y no tienen llaves de las puertas que cierran. Felicitaciones al jefe. También les dije que estaba rompiendo la garita.

Los vándalos




Vivirás en mi

Vos estás bien, me preguntan. Si. No les dije que estaba recaliente porque esas rejas son una idea estúpida y un curro para ejecutar presupuesto y porque ellos eran los abanderados de los inútiles.
Luego ingresé a la pileta iracundo, aunque hasta que no salí no habría encontrado el adjetivo. Ahí en la puerta del vestuario vi otro con esa remera de la desguardia edilicia, debería haber otros. En total como 10 tipos completamente al pedo, sin servir para nada.
La bronca me sirvió para nadar un poco más rápido.
Cuando salía entraba el Lenteja, es un tipo que va y nada apenas 200 metros y superlento, no se para que va. Algún día lo voy a ahogar para que no joda más :P. También uno de los que me devuelve el carnet cantaba una canción de los Iracundos... La vida es así. si , es así. Salgo y veo otra vez a los de la garita, seguían mirando televisión.
Así somos. Así estamos.

Los iracundos.

Y Te Has Quedado Sola

Acá con este seguro que se acuerdan del gordo casero.

Los vándalos: Un día en Santa Fé.